Mujer iroqués

sábado, 1 de septiembre de 2012

¿POR QUÉ SOY ATEO? (I)

Bueno, por si alguien aún no se ha enterado (hay gente muy despistada en la red, y no descarto que aparezca alguna lectora* nueva que no haya navegado previamente en mi bitácora) haré una declaración: soy ateo. No agnóstico ni indiferente ni no practicante ni ninguna de las etiquetas comodas y políticamente correctas que te encuentras por ahí. Ateo. Rotunda, positiva, activa y enérgicamente ateo.

Puntualizaré el término activamente. No es que tenga previsto entrar en la Almudena con un Kalashnikov y abundante munición, disparando contra todo aquel que levante las manos al cielo y me diga ¡no me mate, por el amor de Dios! Ahí como mucho entraría con una bola de demolición, porque esa catedral es un engendro lamentable y un bombardeo con napalm me parece la mejor manera de mejorar su estética. Lo que quiero decir es que defiendo mi postura de forma activa y racional, colaboro en actividades a favor de la separación efectiva entre el estado y la religión y denuncio el abuso de poder y la perniciosa influencia de las religiones organizadas en nuestra sociedad.

El caso es que soy una persona muy dada a comerme el coco y ya hace tiempo que me dediqué a rememorar los pasos que me llevaron desde la fe aborregada del niño educado en el catolicismo al ateismo militante. Las visitas veteranas supondrán que no hay demasiado que especular al respecto: de niño los curas de mi colegio me educaron a fuerza de hostias ergo me volví ateo.

Deducción sencilla y elegante, pero falaz. Por un lado, aunque cobré lo mío y lo de mi primo, yo no me cuento entre los niños más apaleados de clase, ya que era un estudiante tirando a bueno. Por el otro, la bilis de un montón de frailes amargados te quita la fe en los frailes, no en Dios. Si no fuera así este país se habría llenado de ateos ya en el siglo de Oro, porque los curas llevan aplicando con saña lo de la letra con sangre entra desde hace cienes y cienes de años.

Mi primer paso hacia el ateismo fue el muermo. Porque en cuanto tuve un poco de raciocinio fui muy consciente de que las misas eran aburridísimas, y a medida que fui creciendo lo hizo el tedio. El mismo tedio que tenía, por cierto, uno de los curas que me confesaban, porque fuera cual fuese el volumen de pajas declaradas ante el confesionario, siempre me respondía mmmmrssszzzzzcincopadrenuestrosyunavemaríajjjzzzzzzzzzz... antes de seguir durmiendo. 

Vamos, que un día tuve que ser sincero conmigo mismo y aceptar que la religión es un peñazo. Pero de nuevo debo decir que eso no te lleva al ateismo, sino a las posturas antes citadas, las comodonas. Buena parte de la gente que se describe a sí misma como católica en las encuestas añade después la coletilla no practicante, lo que traducido al castellano crudo viene a significar para echar la siesta me tumbo tan ricamente en el sofá, no en un banco de misa, que están duros y el cura luego te mira mal y total por unos ronquiditos de nada.

¿Exagero? Visitad cualquier iglesia de pueblo (se supone que la fe es más profunda en el medio rural, siempre me he preguntado porqué**) durante la temporada lectiva de misas, esto es, fuera de las fiestas del santo patrono. Sólo veréis a una docena de viejecillas murmurando ycontuespíritu y desafinando el quealegríacuandomedijeeeeeeronnnnnnn. El resto del pueblo no pisa la iglesia más que cuando hay permiso para hacerlo borrachos.

La pereza es asimismo la responsable del agnosticismo, ya que el que se declara agnóstico en general quiere decir en realidad no me creo una mierda de lo que dicen las curas pero me da demasiada pereza pensar el porqué. Sumado, en ocasiones a esa manía de querer contentar a tirios y troyanos y que se traduce en memeces del tipo todas las creencias/ideas/costumbres son respetables (lo que es otro indicio de pereza, porque muchos de los que sueltan esa flor por la boca son incapaces de articular una sola idea correctamente razonada)

Por cierto, y al hilo del anterior párrafo, las creencias/ideas/costumbres no tienen porqué ser respetables, del mismo modo que no tienen porqué serlo las personas. Pasado el primer hola, el respeto hay que merecerlo. 

* Digo lectora porque llevo tiempo viendo que, salvo el día aquel de las pajas, la mayor parte de mi público es femenino
** Porqué se supone eso, no porqué es más profunda, ya que tengo muy claro que no lo es.

12 comentarios:

Juan Quijano dijo...

Epa, pañero. Por ahora partes de una base equivocada.

Ser ateo es creer que Dios no existe, lo cual es tan absurdo como creer en el. Ambas cosas no se pueden probar porque ambas no son probables más que por acción directa.

El agnóstico, como el menda que escribe este comentario, se la suda si existe o no. Ha llegado hace tiempo a la certeza de que aunque Dios existiera (o no), dá exactamente lo mismo. Está más allá de los números de Plank, por lo cual nos la suda.

Y a partir de allí, casi totalmente de acuerdo contigo, menos la tontería suprema de cargarse las catedrales. El que su propósito sea equivocado y para alabar al mismísimo demonio, no quita que sean unas maravillas arquitectónicas que, solamente por el esfuerzo de generaciones que se dejaron la piel en ellas, merecen un respeto cultural mucho mayor que el bloque desde donde escribes estas letras.

Dicho esto, me quedo a la espera de tus siguientes palabras, porque estoy casi totalmente de acuerdo contigo con la peste de las religiones.

Anónimo dijo...

Por irrespetar un monton de creencias destructivas es que me volvi atea. Y de acuerdo, la existencia o no de un dios es irrelevante en nuestra realidad.

Tu prima P. dijo...

Ser ateo consiste en no creerse que Dios existe; y esto, no es lo mismo que creer que Dios no existe. Para lo primero alguien tiene antes que haber propuesto, necesitado o impuesto su existencia. Para lo segundo uno mismo tendría que proponerla y a continuación negarla.
Si cuando eres un niño no te hubieran dicho que si pones tu diente bajo la almohada vendrá el Ratoncito Pérez a traerte una moneda, sería poco probable que lo hubieras pensado de motu propio para luego descartarlo. Claro que su existencia o no tampoco es probable más que por acción directa...Sin embargo, basta con perder la inocencia para dejar de creer en él. Aunque incluso entonces te preguntas si también vendrá con los colmillos o las muelas.
Por mi parte creo que a las personas que no somos creyentes se nos denomina ateas pero no por ello formamos ningún grupo con características comunes del que se puedan hacer determinadas afirmaciones.
Y aunque creas que te la puede traer floja porque no afecte a la física cuántica de tu agnóstico universo paralelo (pero mira que soy borde), yo que tú tendría en cuenta la magnitud "t" y no estaría tan tranquilo pues en el presente desgraciadamente demasiadas cosas dependen de las creencias religiosas.
Me gusta este tema. Espero con ansia el nudo y el desenlace del post porque se me ha hecho corto.

José Antonio Peñas dijo...

Chica, si no fuera una magufada pensaría que tenemos un vículo telepático porque lo que expones es parte de mi argumentación. Y la verdad, el símil del ratón Pérez ES PEZONUDO.

Un besazo postverano, rubia.

Anónimo dijo...

Todos nacemos ateos, nos evangelizan nos hacen creer en la verdad de la época (Bel- Marduk, aton-ra,... y otras mentiras más o menos elaboradas) y algunos mediante la razón y la reflexión nos hacemos conversos o ateos nuevos. Volvemos al estado original. No nos tragamos cualquier idea por muy elaborada que esté. No me lo creo, dios no me vale como hipótesis.

El problema es que los sistemas religiosos han impuesto e intentan imponer sus normas irracionales a los que no las queremos, ni para nosotros ni para nuestros hijos. No tienen porque convertirse.

Me da mucha grima y miedo que un dirigente pueda pensar que la virgen del rocío u otra cosa no humana vaya a intermediar en un problema, eso es ir a la deriva. O que sus creencias decidan las leyes para abortar, para los cuidados en su lecho de muerte, o sufragar colegios donde se segrega a niños y niñas bajo falacias pseudocientñificas.

http://flagellum.wordpress.com/2012/08/31/no-hay-evidencia-cientifica-para-la-separacion-de-sexos-en-las-aulas/

P. D. a mi la catedral de la Almudena también me parece una M_.

Anónimo dijo...

Es tuyo el follasaurios ii?. Me ha encantado la placentera lascivia con tan pocos grados de libertad para representarla. En espera 2nd part de tus razones ateas. Besiabrazos. Lyuti off.

El PaleoFreak dijo...

"Ser ateo es creer que Dios no existe, lo cual es tan absurdo como creer en el"

Ya empezamos, siempre el mismo arguméntido. O sea, que creer que Papá Noel no existe es tan absurdo como creer en él. Creer que el Ratoncito Pérez no existe es tan absurdo como creer en él. Creer que no existen los duendecillos mágicos es tan absurdo como creer en ellos. Etc.

coazervado dijo...

Veo mucha inspiración en Dawkins por aquí y muchos otros que deberían leerlo.

Onus probandi, señoras, señores, especialmente el Sr. Quijano.

Personalmente.. puesto a tomar una postura cool, me declaro panteista, jarrl

Anónimo dijo...

Si Juan Carlos Quijano Abad piensa que ateo es creer que dios no existe y que por tanto es absurdo porque no puede probarse, hemos de pensar que puesto que no puede probar que no existen las hadas madrinas, el ratoncito perez, los pitufos, orcos, e infinitos seres imaginables, es agnostico de todos ellos, osea Juan Carlos no sabe si el ratoncito perez que trae regalitos por los dientes caidos existe o no, no lo sabe, duda, podria existir porque no puede probar que no existe. Bravo señor Juan Carlos, espero que no sea usted profesor en ninguna escuela, por el bien de los niños ya que no les ayudará a pensar en absoluto, que es lo mas importante.

José Antonio Peñas dijo...

Por favor, señores: espero que sepamos evitar los ataques personales.

Miguel dijo...

Ser Ateo es negar la existencia de Dios, simple y llanamente. No hay que darle mas vueltas ni alterar la sintaxis para ver significados distintos, porque solo existe el concepto de no creencia en Dios. Y contestando a Juan Carlos decirle, respetuosamente, que discrepo totalmente de su argumentación: No creer en Dios es mucho menos absurdo que creer en él, ya que no hay ninguna explicación empírica o científica que demuestre su existencia, ni su presencia en el mundo actual, por lo que creer en él se convierte en lo que es: Un acto de fe absolutamente irracional. Los que creen dicen eso, que es fe, que aunque no se pueda comprobar su fe les hace creer en ello, y lo siento, pero la FE es un concepto tan vacío, injustificable y contrario a la razón que me es imposible comulgar (nunca mejor dicho) con ella, por lo que pienso que no creer es bastante menos absurdo (en terminos de racionalidad) que no creer. Al margen de todos los argumentos absolutamente aplastantes en contra de la creencia en Dios como que si este último existiera no se producirían las injusticias y el sufrimiento que vemos en el mundo todos los días. Por cierto, soy ateo.

Miguel dijo...

Errata: "(...)por lo que pienso que no creer es bastante menos absurdo (en terminos de racionalidad) que creer(...)"